En un oscuro pub se encuentra la realidad de un mundo sin luz.Un retrato escabioso de una mujer con sonrisa forzada cubría la pared descolorida.Unas mesas desperdigadas revelaban la falta de amor de aquel bar. Una barra solitaria hacía de línea divisoria entre botellas de alcohol olvidadas y taburetes fríos de emociones.
El baño de aquel antro solo emanaba el recuerdo de antiguos amantes que juraban amor eterno y el placer después de un polvo olvidado en la taza del wáter. Unas baldosas desgastadas cantaban antiguas bulerías y tangos con sabor a whisky peach.
Era el perfecto lugar para retraerse de primaveras y gozar del falso consuelo de la botella, por eso cada tarde sentado frente a una máquina musical de los 50, un poeta se marchita entre versos sin sentido.
Un viejo tabernero limpia de sueños imposibles una barra americana, También una camarera con esperanzas de ser algo más esconde planes de futuro tras un delantal oscuro. Y en aquel microclima extraño se encuentran tres personas, tres caras desconocidas sin imagen en el espejo. Sus almas marcharon hace ya algún tiempo junto a una libertad que escapó de entre las rendijas de los dientes.
Presos de una vida sin la libertad para soñar decidieron tachar cruces en un calendario que añora el mes de abril.
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