Entré en mi laboratorio de los sentimientos sin previa anunciación, con la intención de deshacerme de este hastío.
La verdad es que nunca fueron un placer los reencuentros con el matraz, la pipeta y el tubo de ensayo. Este laboratorio del que ahora te hablo no tiene ventanas ni puertas. De esta forma no escapan las ideas.
Pero debo confesarte que hoy entré sin el ritual habitual,deshaciéndome así de las viejas tradiciones.
Esta vez no entré con mi bata blanca de estudiante, ni con los ojos dibujados. Me deshice de la inercia de trazar lineas invisibles y de cada juicio sin juez.
Estoy harta de mi fijación por el pasado.Por las costumbre. De cada auto engaño y de cada dios escondido en el calendario ¡ no más juegos de polis y cacos!.
Por eso. Hoy por hoy. Tal y como están las cosas, solo puedo pedirte que seas paciente , cerré mi laboratorio por reformas. Decidí ponerle ventanas con vistas al mar.