jueves, 2 de febrero de 2012

Serenidad.

Escuché las notas de la mandolina en silencio, encerrada entre cuatro paredes mientras los cuerpos caían donde antes hubo recuerdos adolescentes .
Alguien me dijo que aguardara quieta en la habitación a la espera de la noche pero la casa prendió en llamas mientras me resignaba a observar el frío invierno detrás de unas cortinas, enteladas de melodías .
Así que marché con el secreto de alguien que nunca descubrió la pasión por la soledad de la  noche, la tranquilidad que deja entrever los rincones escondidos por las prisas de una agenda diurna. En esa noche sé que no me encontraba sola, el misterio que guardan las estrellas me hizo compañía.
Aún así huí hacia la coda disimulando mi acento enamorado y deshaciéndome de algo que ya no soy.
Por eso dejaré de firmar acuerdos de divorcio, afirmando el comienzo de mi independencia. Pero por si algún día todo esto llega a abrumarme te diré que volveré a mudar de piel, periódicamente, hasta que encuentre mi sitio.