Déjame escribirte una vez más, y después otra y otra más hasta que no quede más tinta en el tintero. Hasta que no existan palabras para un febrero demasiado frío.
Deja que mis palabras te hagan el amor una vez más, acaricien las arrugas que surcan tu frente cuando estás preocupado y besen cada una de las cicatrices que solo yo conozco.
Háblame cerca de la oreja, de lugares que aún no conozco . Esta noche baila conmigo por primera vez en la trinchera de mi mente.