sábado, 28 de julio de 2012


Siempre hablaba en tercera persona porqué nunca se sintió protagonista de su propia novela. Encontró su lugar como personaje secundario de la vida y así fueron pasando los atardeceres y más tarde los años.
Anuló todo brillo en su mirada, ahora  sus ojos, traspúan el dolor de miles de sueños encarcelados en un espejo. Castiga a su presente por miedo, miedos que guardó de pequeña en la caja de pandora y todavía le acompañan quitándole el sueño y la juventud.