sábado, 19 de enero de 2013

Voz perdida

Recuerdas quienes fuimos? Ahora que me he quedado parada en el tiempo, puedo hablarte de tiempos mejores en los que la subida del mar no enturbiaba nuestros passos. Ahora ,puedo hablarte de lo estúpido que resultaba llorarte cada noche cerca de tu oído. De las veces que creímos ser incomprendidos y nos comparamos con amores impossibles de novela.  Cada estación era una despedida, besos robados y regusto salado a lágrimas sinceras después de un cálido regreso.
Ya no quiero pedir perdón por haber amado en inviernos que confundí con agosto, ni volver a recordar todas las promesas que quedaron vacias. Solo vengo a recordarte que cuides a la persona que tantas veces me robó el aliento.

miércoles, 16 de enero de 2013

Entre las sábanas de la tristeza es sencillo quedarse a vivir un poco más de la cuenta. De nada sirve esperar a una primavera que nunca llega. Es inútil apurar el paso cuando se trata de vivir anclado al pasado.
Hoy se fugaron de nuevo los milagros que trajo el viento, los vales a vidas mejores caducaron en el momento que tiré la toalla, derribando yo misma mi propia trinchera. Entonces rompo a llorar, dejo que marchen lágrimas que se sentían prisioneras.
Me voy de mi limitándome a sobrevivir, desafinando las cuerdas de un piano que nunca llegó a sonar como se esperaba. Huyo de toda esperanza conocida con el paso de los años.
Bajo mis abrazos no existe nada más que la soledad fría que congela todo el color verde o naranja de mi bandera.

jueves, 10 de enero de 2013

Suspiros demasiado densos

Desde que alguien se llevó consigo la primavera comprendí que no había miedo más grande que mi propia compañía.
Busqué entonces entre la soledad de los libros un guiño , una sola mota de polvo que me recordara algo que había olvidado hace tiempo. Pero las ganas de sentir se las llevó el viento de poniente junto a las lágrimas de estación.

miércoles, 9 de enero de 2013

Cambio de estación

Después de un largo abrir y cerrar de ojos el sol había hecho las maleta y las lágrimas manchaban un rostro que se apagaba por momentos.
Los veranos se deshacían a cada vocablo y los cometas que echamos fueron cazados junto a mariposas ensoñadas.
Mientras, marchaban cada uno de los colores de la musa que creaste para mí , yo moría por el miedo a tocarte, por marchitarte con un solo abrazo o  verso robado.
En ese momento en el que el sol se apagó juramos secar todos los mares y recoger todas las barcas para embotellarlas en una nuve de miedos, de cuerpos deshechos bajo la almohada...
Pero lo cierto es que nadie pudo verlo, nadie se inmutó del eclipse de luna en una mañana tan fría como las balas.