Hoy vi tu flor anunciando tu marcha, hoy oí todos tus profetas y saboreé por última vez tu presencia física. No pude contener esos por qués que murieron sin respuestas, no pude evitar recordar lo bueno de los años que enamoran.
Quise ser fuerte olvidándome así de todas mis debilidades, quería apagar éste fuego con mis lágrimas.
Duele ver cómo pasan los carnavales.
Duele ver tus huesos en una caja y todos tus abriles esfumarse con cada carcajada que el viento se lleva.
Incluso, en estos tiempos que ya no quedan rastros de nuestros juegos de antaño, te recuerdo y maldigo mi timidez. Cada palabra que dejé morir en el pensamiento y cada vez que di por sentado encontrarte en el futuro que hoy te llevas de viaje.
Y ahora que no hay parte que dar,sólo me queda agradecer el haberte conocido en el vagón de los años y darte este abrazo ya hecho cenizas.