lunes, 2 de abril de 2012

Danzas del mañana.


Después del final, vinieron las lágrimas, las ganas de volver atrás y el miedo a perder el norte. Los recuerdos se volvieron tan fríos que el infierno se convirtió en un lugar agradable incluso.
Tropezar fue una forma de vida , las travesuras definieron el carácter y los planes patas arriba simplemente secretos del camino.
Pero volvimos a soñar de nuevo, cantamos al ritmo de la guitarra deseos inauditos e incluso robamos la esperanza que nos faltaba a un circo de enanos. Las risas tornaron sinceras porque nuestras ilusiones eran eternas, llenas de senderos y cambios por experimentar.
Supimos bien que el futuro se encontraba lejos de anclas y prisiones, por eso juntos o separados rompimos con todas las cadenas para lanzar por los aires la realidad concebida durante años.