Soy yo la que promete y luego se esconde detrás de la falda, como alguien que no encuentra lo que quiere. Afirmo desaparecer pero vuelvo con la esperanza de quemar el dolor de las nubes y poner en marcha el motor de la suerte.
Luego después de todo, muerta de miedo reconozco que no se, que no conozco esa parte de mi que no puedo tocar, que no puedes olvidar y acompaña al calor de las estaciones.
Hay algo dentro de mi tan cambiante que metamorfosea a cada paso que doy, algo que ni tú ni yo convendremos en explicar.
Entonces me enamoro de cosas que no entiendo de verdad y tú te enamoras de esa parte de mí que marcha con el movimiento de las mareas y guarda lunas en la guantera.
Creyendo que me tienes de una vez, le miento a la realidad para que me devuelva los fracasos que marcharon a probar suerte a tierras extranjeras.
Y como algo que sucede de forma imprevista suena una canción con escalas pentatónicas, me acerco y bailo cerca de tu nariz para que no olvides jamás la sonrisa de Duchenne que enloquece a tu huracán.