Reescribí mi existencia para así olvidar mi percepción de la realidad. Pero al mirar esa cara de idiota del espejo, rompí a llorar.
¡He perdido mi parte! -empecé a gritar- ¡Esa no soy yo!. Y una voz me dijo -Bienvenida a la cruda realidad, Bienvenida a tu realidad-.
Me enfadé con el reloj y grité -devuélveme mi tiempo- y éste me contestó con un sórdido-TIC TAC- .
Y allí en aquel instante de tiempo estaba yo , escondida. Lejos de caras demasiado cuerdas y conocidas que pudieran divisar mi rabia a ser la desconocida del espejo.