Coqueteo delante del espejo como si fuera tu mirada la que se detiene a prestarme algo de atención, como si tu y yo tuviéramos todos los colores del cielo en una botella o como si tuviéramos la receta para convertir algo tan efímero en inmortal.
Paseo cerca de la brisa del mar, esperándote aparecer tras mi sombra con las reglas del juego que perdimos. Cambio de piel cada vez que me conoces para sorprender al destino y así no sea capaz de repetirme que no me dejé la piel en ello.
Vivo perfumando todas las mañanas para evitar pasar desapercibida por tu lado, odiando que no te quedes conmigo cada vez que me juego la vida en ser aquello que escondo al fondo de un precipicio.
Por eso ahora hago una reivindicación de todo lo que no hice , de todo aquello que no escribí en una botella cuando me pediste explicaciones. Y muy posiblemente del turno que no llega y queda para siempre olvidado en la sala de espera.
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