miércoles, 29 de febrero de 2012

A nos actes manqués.

Coqueteo delante del espejo como si fuera tu mirada la que se detiene a prestarme algo de atención, como si tu y yo tuviéramos todos los colores del cielo en una botella o como si tuviéramos la receta para convertir algo tan efímero en inmortal.
Paseo cerca de la brisa del mar, esperándote aparecer tras mi sombra con las reglas del juego que perdimos. Cambio de piel cada vez que me conoces para sorprender al destino y así no sea capaz de repetirme que no me dejé la piel en ello. 
Vivo perfumando todas las mañanas para evitar pasar desapercibida por tu lado, odiando que no te quedes conmigo cada vez que me juego la vida en ser aquello que escondo al fondo de un precipicio. 
Por eso ahora hago una reivindicación de todo lo que no hice , de todo aquello que no escribí en una botella cuando me pediste explicaciones. Y muy posiblemente del turno que no llega y queda para siempre olvidado en la sala de espera.


miércoles, 15 de febrero de 2012

Guerra fría

El frío no me asusta, la guerra con la que amenazan tus ojos y tu hipocresía es solo la respuesta que buscaba desde hace tiempo. No tiemblo cuando tu calada acaricia el aire que respiro, porque el silencio a veces puede ser un aliado, un plan perfecto para respirar.
Se que no vas a retirar tus fusiles, pero la muerte no me atemoriza.
El hielo entre mis pestañas no paraliza el tintineo que invade mi corazón, porque guardé latidos de repuesto entre la tinta de mis letras cuando tú bailabas tangos alemanes.
Al borde de tu nariz, navegan pateras llenas de miedo que revelan un naufragio pronto, una pérdida de descontrol que no acoquina a las guerras frías .

domingo, 12 de febrero de 2012

Futuro de indicativo

Guardaré cada una de las letras de tu nombre junto a mi almohada .
Ocultaré mi rostro entre la bruma del mar para que nunca sea descubierta la intensidad con la que brilla tu ausencia , en las noches de invierno.
Negaré que aún pienso en tí y seguiré casándome de farol cada anochecer para luego marchar rasgando mi vestido blanco, recordando todo lo que fuimos un veintiséis de febrero.
Llenaré mi maleta de miedos ajenos para hacer más largos los viajes que llevan a un lavadero en el que me besabas.
Odiaré tu cara de desconocido, con tanta fuerza que desfallecerán las palabras que retumban en mis entrañas.
Pero seguiré conjugando en futuro de indicativo para esquivar el dolor que produce tu olvido.

sábado, 11 de febrero de 2012

Carta sin destinatario

Te imaginé abriéndome puertas que hasta ahora no habían sido divisadas, dándole la luz que te caracteriza a mi mesita de noche, alentando cada movimiento que no tocan mis manos y abrazando cada suspiro de debilidad.
Cambié mi forma de entender para comunicarme con tu funesta voz, enmudecí mi visión y te contemplé camino del recuerdo. 
Admití que ya no eras real y olí el perfume de la ausencia. Me esforcé por no echarte de menos, pero tu inexistencia echó el ancla en mi memoria. 
Ahora solo espero verte torciendo la esquina que lleva hacia mi casa, aunque solo sea por una vez, una última vez que se amplíe hacia la eternidad. 

miércoles, 8 de febrero de 2012

A veces la tortuga vence a la liebre...

Le era fácil ser negociante de pateras, traficante de tristezas y notario de ilusiones.
Jugar con banderas que no entienden de países, esperar que la suerte fuera a buscarlo con un seguro de vida en la mano y demostrar que él nunca espera al tiempo - modificando los horarios del último tren-.
Pero entonces ocurre cuando sus ojos empañados de prisa ignoran lugares iluminados por las lágrimas de la luna. Cuando su alma guarda pasaportes para la siguiente vida y hace y deshace maletas con amores de repuesto, ignorando que olvidó vivir un tiempo que iba a paso de tortuga.
Por eso no me es complicado afirmar que la impaciencia lo dejó mudo y lleno de rabia, a expensas que las luces de neón le iluminaran la carretera que conecta sus pies con el cielo.


jueves, 2 de febrero de 2012

Serenidad.

Escuché las notas de la mandolina en silencio, encerrada entre cuatro paredes mientras los cuerpos caían donde antes hubo recuerdos adolescentes .
Alguien me dijo que aguardara quieta en la habitación a la espera de la noche pero la casa prendió en llamas mientras me resignaba a observar el frío invierno detrás de unas cortinas, enteladas de melodías .
Así que marché con el secreto de alguien que nunca descubrió la pasión por la soledad de la  noche, la tranquilidad que deja entrever los rincones escondidos por las prisas de una agenda diurna. En esa noche sé que no me encontraba sola, el misterio que guardan las estrellas me hizo compañía.
Aún así huí hacia la coda disimulando mi acento enamorado y deshaciéndome de algo que ya no soy.
Por eso dejaré de firmar acuerdos de divorcio, afirmando el comienzo de mi independencia. Pero por si algún día todo esto llega a abrumarme te diré que volveré a mudar de piel, periódicamente, hasta que encuentre mi sitio.