Quizá nunca llegue a descubrir quién soy, me pierdo y vuelvo
a encontrarme. Me deslizo por la vida con la sombra de la duda y sin la certeza
del eterno retorno.
Me duele mirar atrás y me desgarra el futuro. Me enamoran
las huellas y me hacen vibrar los ojos
al frente. Mis pasos perdieron el compás de la inmediatez, del saber estar y
los planes prefijados. No soy niña, ni tampoco mujer me aburre la dicotomía.
Pienso, pienso y cavilo. Delirios de otoño y asperezas que
nunca tienen claro qué decir.
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