Subía cada mañana a la misma hora en la misma parada. Vestía unos ojos verdes dormidos a juego con las sonrisas que guardaba en una mochila vieja de instituto. Algo en ella me despertaba curiosidad, cada día la miraba de reojo con la esperanza de encontrarle una explicación a ese je ne sais quoi , a ese misterio que escondía bajo los enredos de su pelo. Y a cada instante veía como marchaba más lejos.Algo en ella viajaba casi a la velocidad de la luz hasta perderse entre las luces de ciudad y confundirse con la mañana.
Entonces cuando creía tener la explicación a ese logaritmo hecho persona, su figura marchaba- su esencia hacía tiempo que se había diluido- de aquel autobús, dejándome con la ecuación sin resolver. De nuevo.
Misterios atrayentes e inspiradores de bellos relatos
ResponderEliminarUn abrazo
Hermoso estado algebraico que se resiste a resolver y deducir la incógnita.
ResponderEliminarFeliz fin de semana .
Besos.