Fuera de casa hay un hombre que vaga sin dirección, con olor a ginebra y vodka.
A cada paso que da tuerce su dirección.
Tiene los bolsillos llenos de papel y besos de fumar, su corazón lo guardó en una caja bajo el mar y tiró hace mucho el tiempo por la ventana.
Ahora se fuma cada beso que no pudo dar y a cada calada se hace mas viejo aceptando así su rendición.
Hay un hombre que anda por la cuerda floja entre la soledad y la desesperación, chilla al viento por qué alguien borró su historia, no entiende como todo va tan deprisa.
Busca coger los segundos con los dedos, pero estos se escapan como el humo de su cigarro y le llora al viento cada palabra que no pudo soltar.
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