Quise ser fuerte olvidándome así de todas mis debilidades, quería apagar éste fuego con mis lágrimas.
Duele ver cómo pasan los carnavales.
Duele ver tus huesos en una caja y todos tus abriles esfumarse con cada carcajada que el viento se lleva.
Incluso, en estos tiempos que ya no quedan rastros de nuestros juegos de antaño, te recuerdo y maldigo mi timidez. Cada palabra que dejé morir en el pensamiento y cada vez que di por sentado encontrarte en el futuro que hoy te llevas de viaje.
Y ahora que no hay parte que dar,sólo me queda agradecer el haberte conocido en el vagón de los años y darte este abrazo ya hecho cenizas.